Criadilla

Criadillas es el nombre gastronómico que reciben los testículos, lacras, de cualquier animal de matadero apto para el consumo humano.

Son una fuente de minerales como el zinc, fósforo y potasio[1]​ además de micronutrientes comúnmente encontradas en productos animales como vitaminas de la familia B.

A lo largo de la historia se les han atribuido propiedades curativas, normalmente para combatir la impotencia, aunque en la actualidad se sabe que no son efectivas.

[2]​ Se sabe que Fernando II de Aragón, Felipe IV y Carlos III las consumían.

[3]​ Lo más habitual es comerlas empanadas.

Criadillas crudas.