[1] En otros reinos de la península ibérica se les llamaba almudín (en Aragón, principalmente) o alhóndigas (en Castilla y León).
[5] También sería la piedra el material empleado para las «nuevas "mensuras para medir bladum", es decir, se construyen recipientes tabicados con muros donde se mide y almacena el producto.»[5] Por necesidad de movimiento interno, «dentro del edificio habría un espacio libre donde se dejarían los carros y carretillas de acarreo.»[5] Durante la Baja Edad Media en Navarra, los monarcas de origen ultrapirenaico (Champaña, Capetos y Evreux) fueron asentando, a principios del siglo XIV especialmente, «nuevos impuestos que recaían sobre actividades hasta entonces fuera del control regio.» Uno de los objetivos fue «controlar y tasar los mercados de grano del reino, lo que le permitiría además, dar salida a sus propios excedentes cerealísticos.» Con base en ello se crearon los chapiteles reales en Pamplona (1324), San Juan de Pie de Puerto (1342), Aoiz (1342) y Roncesvalles (1343).
[7] Servían también estas instalaciones de ocasión para dar salida a los excedentes reales (que muchas veces cobraban las pechas en especie), obligando también al resto de comerciantes a vender sus productos en los chapiteles.
[9] Estas casas se gestionaban por manos privadas que pagaban a la Hacienda Real por su arrendamiento.
[18] Desde el siglo XVIII en Pamplona existe la calle Chapitela, cerca del emplazamiento que tuvo este edificio mercantil.
Voz derivada del árabe, al-muddi, y relacionada con el almud, una unidad de volumen empleada para medir áridos (cereales, generalmente).
[22] Mariano Sáinz Pérez de Laborda lo define así en sus Apuntes Tudelanos:[23]«Se denominaba asila casa del rey en Tudela, dónde debían medirse todos los granos que de otros puntos se trajeran á vender á la Ciudad; las medidas eran del Rey, y sus derechos medio almúd por robo.