En el libro se notaría la influencia de autores como Taine, Durkheim, Le Bon, Gil Fortoul y otros.
[3][8][9] Durante la guerra muestra como se fueron imponiendo los caudillos provenientes de llano que destruyeron las jerarquías sociales impuestas desde la colonia y desplazaron a los aristócratas locales.
Sin embargo, estos nuevos liderazgos chocaron con algunos políticos e intelectuales de los centros urbanos que buscaban implementar ideas europeas democráticas.
Llega a afirmar que los españoles inconscientemente favorecieron la igualación de las castas y la democratización.
[11] En cambio, dice que los mantuanos al proclamar la república, luchaban para mantener las diferencias sociales y contra el monopolio comercial de España.
[1][12] Si bien opina que no existen razas puras y no se muestra de acuerdo en su totalidad con algunas ideas racistas, da su apoyo a ideas deterministas y de un supuesto mejoramiento por medio del blanqueamiento racial.
[1][3][14] Ante este panorama dice que surgiría la figura del caudillo, haciendo énfasis en el militar José Tomás Boves.
[1][14] Opina que José Tomás Boves fue el primero en promover la igualación de las castas al colocar oficiales de color en altas posiciones en su ejército, logrando gran popularidad entre la población y despertando el temor en los blancos tanto patriotas como realistas.
Aunado a esto la mayoría de los mestizos eran mulatos con supuestas características individualistas, aventureros, violentos y anárquicos.
Si bien afirma que Bolívar y los de su clase llegaron a confundirse con caudillos al finalizar la guerra la separación fue «fatal e inevitable».
[1][3][6][16] Mientras que los representantes de las masas populares, como Páez, lograron el ascenso social por vía militar y política uniéndose a la causa iniciada por los aristócratas.
[1][5][16] El séptimo capítulo comienza analizando como Simón Bolívar no centraba las formas de gobierno en teorías ajenas, sino que tomó en cuenta la raza, el clima y la cultura de la sociedad; solicitando no la mejor constitución sino la que mejor se adaptara al pueblo.
[3][6][17] Prosigue criticando a intelectuales latinoamericanos que defienden el constitucionalismo, la democracia y el federalismo por considerar que atentan contra la naturaleza de las sociedades de la región debido a la «fatal contradicción entre la ley y el hecho».
[3][13][17] Continúa analizando diversos regímenes dictatoriales en los países latinoamericanos afirmando que países de llanuras como Argentina, Uruguay y Venezuela; son pueblos de caudillos que han, supuestamente, traído prosperidad y orden.
Además, muestra como en ocasiones los godos llegaron a tomar posturas más jacobinas y radicales que los liberales.
[1][18] Expone que el igualitarismo venezolano no se debe exclusivamente a las ideas democráticas provenientes de Europa, sino a las características propias de «pueblos pastores» en donde las clases bajas persiguieron el ascenso social siguiendo supuestos impulsos individualistas, aventureros y «trepadores».
[1][2]El libro tuvo cierta influencia en autores fascistas italianos e incluso el dictador Benito Mussolini habría leído el mismo.
Algunos han llegado a considerar al militar Hugo Chávez como un exponente más del cesarismo venezolano.