Una vez residenciado en Barranquilla, entra en contacto con otros líderes de la oposición venezolana que también se encontraban exiliados.
En 1936, regresó a Venezuela y se inscribió en el Partido Republicano Progresista (PRP) en oposición al régimen del presidente Eleazar López Contreras.
Al año siguiente, es expulsado del país junto a varios otros dirigentes políticos por ser considerados comunistas.
Acusa al pensamiento caudillista venezolano del atraso económico en el que se vive y defiende la existencia de los partidos políticos como instrumento para lograr la democracia.
Estas obras se oponen a la tesis positivista esgrimida por Laureano Vallenilla Lanz del gendarme necesario.