Centro histórico de Almería

Almería, España El casco histórico de Almería, en su configuración actual, se justifica por la influencia que han venido teniendo los factores geográficos, demográficos, socioeconómicos y políticos en la historia de la ciudad.

Su estructura indiferenciada está formada por un núcleo central configurado por una red de densas callejuelas estrechas.

Como consecuencia, los pobladores cristianos reconstruyen la ciudad a su modo en los otros ochenta años de la centuria.

Priva la expansión extramuros por levante y se abandona la zona de poniente.

Con el siglo XVIII se inicia intramuros una balbuceante reforma urbana.

El neoclasicismo, sobre todo en sus primeros momentos, aparece asociado a las edificaciones levantadas por las instituciones religiosas.

La arquitectura doméstica, por su parte, aporta construcciones de cierto rango asociadas a la aristocracia o alta burguesía, que todavía conserva elementos de tradición barroca, pero evolucionando rápidamente y llegando a configurar una tipología arquitectónica de fuerte clasicismo, que ocupa los últimos años del siglo y las primeras décadas del XIX.

En este momento los profundos cambios socioeconómicos dan lugar a una modificación de la estructura urbana.

En la primera mitad del siglo XIX comienza la construcción del barrio Nuevo, que tiene como eje la calle Regocijos, del barrio de las Cruces, entre la rambla de Alfareros y el camino de Granada, y se repuebla la Almedina hasta la calle San Juan.

Hasta comienzos del siglo XX no se materializa un plan general de ensanches, lo que provoca una expansión urbana fragmentaria espacial y temporalmente.

El modernismo, que no llega a arraigar, da paso a una serie de tendencias nacionalistas, que centran su mirada en los estilos arquitectónicos del más glorioso pasado español.

En los años de la II República se difunde la arquitectura racionalista con su profundo carácter antihistórico y ornamental.

Se cierra así el ciclo del historicismo, estilo que renovó la faz arquitectónica de Almería confiriéndole una extraordinaria personalidad.

La segunda mitad del siglo, con la reactivación económica, representa una etapa de recesión urbanística.

En este sentido, se proponen rehabilitaciones emblemáticas, entre las que destacan el Paseo Marítimo y la Rambla de Belén.

En la actualidad, la revisión el Plan General de Ordenación Urbana, que contempla normativa para la protección del conjunto histórico, se encuentra aprobada definitivamente.

En la Medina actualmente existen diferentes zonas: Reducto-San Antón, plaza de Pavía, Almedina, Alcazaba y parque Nicolás Salmerón.

Al sur de la Almedina se encuentra la zona del parque Nicolás Salmerón, donde en época andalusí se ubicaba la alcaicería, la alhóndiga y se construyeron las atarazanas (hoy desaparecidas) que dieron lugar a la mayor flota de barcos andalusíes cuya base permanente fue el puerto almeriense.

Al igual que ocurriera con el arrabal de la Musalla, también fue amurallado para proteger a sus habitantes, los cuales se agrupaban según su religión o profesión (herreros, pescadores...).

Su centro geográfico es la iglesia de San Roque construida sobre una antigua mezquita.

Sus calles aún conservan rasgos de la Almería islámica y sus tradicionales casas-cueva.