Catedral de Albacete

Tiene sus orígenes en un antiguo templo mudéjar de finales del siglo XIII, sobre el cual se comenzó a levantar en 1515 la actual catedral en estilo renacentista, de manera que el antiguo templo iba siendo demolido conforme el nuevo avanzaba, y no fue hasta 1949 cuando se terminó con su aspecto actual, con su exterior de estilos neorrománico y neogótico.

En la decoración interior destacan, entre otros elementos, las pinturas realizadas por Casimiro Escribá que pueblan sus muros y que constituyen una de las mayores obras pictóricas del mundo realizadas por un único autor, las cuales están dedicadas a episodios de la Biblia.

En los primeros años del siglo XVI la antigua parroquia mudéjar de época medieval comenzó a ser demolida desde la cabecera hacia los pies, y en su lugar se empezó a levantar la fábrica actual, en principio gótica con un gran ábside central y otros dos laterales; después, tres naves de igual altura (Hallenkirche) y dos tramos; unos muros perimetrales con sus correspondientes pilares adosados; unas capillas laterales y unos grandes pilares que sostenían unas bóvedas de crucería, todo en el más estilo gótico final.

Hacia 1560 la obra quedaría interrumpida, pues todos los caudales se dedicarían a la construcción de la sacristía.

En la primera mitad del siglo XX se demolieron los últimos restos mudéjares que quedaban a los pies del templo y comenzó a levantarse la actual fachada, así como el tercer tramo, con lo que las segundas columnas quedaban exentas.

Lamentablemente, durante la guerra civil, desaparecieron numerosas obras artísticas, entre ellas el gran retablo barroco mayor.

Un grupo escultórico importante es el Santo Entierro, del murciano Juan González Moreno.

La sacristía, situada en el ángulo noreste del edificio, se construyó en el siglo XVI, y ofrece un armónico espacio interno realizado por el cantero Juan Cubero, con artesonado plano de madera y cinco grandes grisallas murales que representan el Calvario, la Predicación del Bautista, la Magdalena ungiendo los pies a Cristo, la Consigna de las Llaves y la Conversión de San Pablo.

La sacristía es la parte más bella y antigua de la catedral, donde se encuentran tesoros vivos únicos en el mundo.

Aunque no accesible al público, el templo guarda una importante custodia para el Corpus Christi, realizada entre 1581 y 1583 por el platero murciano Bernardo Muñoz, así como una bella cruz procesional y un ostensorio con el Lignum Crucis, ambas piezas también del siglo XVI.

Según reza la tradición popular y más extendida, su imagen fue encontrada en época indeterminada por un labrador en el paraje de Los Llanos, o sea, Albacete.

Otras fuentes enriquecen fantásticamente la leyenda diciendo que la escultura fue realizada por san Lucas y escondida por Santiago hacia el 722 d. C. Hay otra hipótesis, más verosímil, que indica que la imagen fue trasladada a Albacete por los soldados de Jaime II de Aragón, al conquistar esta región en 1296, comenzando desde entonces el culto y veneración de ésta.

Portal
Fachada neorrománica
Fachada neogótica
Retablo mayor de la catedral
Detalle de los óleos de Casimiro Escribá que adornan la catedral
Capilla de la Virgen de los Llanos , la patrona de Albacete