Murales de Casimiro Escribá

[1]​[2]​[3]​ En 1958, tras constituirse la diócesis de Albacete y recibir el templo la consideración de catedral, su obispo, monseñor Arturo Tabera y Araoz, encarga a Casimiro Escribá, sacerdote valenciano y por aquel entonces presbítero de Ayora, como encargado de la decoración de los muros.

El resultado fue una de las mayores obras pictóricas realizadas por un único autor en todo el mundo y su coste, según publicaron los periódicos del momento, ascendió a tres millones de pesetas de la época.

[1]​[2]​[3]​ La temática gira alrededor de once episodios la Biblia, interpretados de tal modo que las descripciones literales de algunos textos sagrados (la Asunción, la Anunciación y la Creación del Mundo) dejan paso a otras en las que Escribá traspasa los límites del contexto de los hechos narrados, incluyendo numerosas representaciones muy idealizadas e incluso intencionadamente anacrónicas (El Reinado del sagrado Corazón, la Redención, Refugio de Pecadores, La Eucaristía, La Reina de la Paz y Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis).

Asimismo, para la representación de las figuras humanas, tomó como modelos a amigos y vecinos de la localidad de Ayora, a los cuales pintó al natural.

[1]​[3]​ El conjunto de los temas tratados es el siguiente: