Los dos grandes torreones del lado Sur están dotados de buzones para la artillería distribuidos en al menos dos alturas.
En el ángulo Oeste se apoya directamente en un gran peñasco, cortado a pico, que supone en sí mismo una poderosa defensa.
Efectivamente, en el cerro en cuya cima se sitúa el actual castillo hay abundantes restos de una antigua población musulmana, que los documentos del siglo XVI denominan "la villa", que se despobló a mediados de ese siglo.
Aunque los restos que quedan no son suficientes para poder reconstruir el perímetro original de la villa.
Está construido en hormigón muy duro, con un grosor de paredes que oscila entre 1,20 y 1,50 metros.
El aljibe original conserva señales de haber sido reutilizado en varias ocasiones.
[2] Por el trazado de los buzones, Edward Cooper[3] considera que fue construido en la primera mitad del siglo XVI.
Esta es una de las escasas fortalezas que se construyeron en esta época en las tierras del Alto Guadalquivir, posiblemente porque eran ya notablemente abundantes después de dos siglos, durante los cuales estas tierras habían sido frontera.
Según ellos, los dos tipos fundamentales de asentamientos humanos existentes en la zona son los "castella" y los "logares".
Así pues, el poblamiento de la sierra en el siglo XIII se podría definir como una serie de castillos en torno a los cuales se encuentran otros poblados no fortificados, asociados presumiblemente a los primeros.
Este hecho debe estar en relación con la aparición de una toponimia más claramente árabe en la zona.
Las montañas subbéticas debieron quedar en estos momentos de finales del siglo XIII en una situación intermedia entre castellanos y nazaríes, sin que realmente ninguno de ellos ejerciera un control efectivo sobre el territorio.
A comienzos del siglo XIV, los cristianos abandonaron definitivamente las conquistas en la sierra y se circunscribieron a dominar el valle y sus aledaños, lo que favoreció que los nazaríes, una vez recuperados, tomaran la iniciativa en aquella.
Igualmente en todos ellos hay labores constructivas tanto cristianas como nazaríes, aunque el grueso de las labores de fortificación parece corresponder a la iniciativa nazarí, ya que hasta el siglo XV fueron frontera norte del reino granadino.
Entre estas dos fechas, por tanto, el castillo rural, elemento director del poblamiento en la etapa anterior, como hemos visto, ha desaparecido y ha sido sustituido por otro tipo de fortificación.
Ahora el castillo no es sólo un refugio ocasional o sede de una pequeña guarnición, sino el elemento aglutinador del poblamiento, no sólo políticamente, sino también, y ésta es la diferencia, físicamente.
Una vez que se consolida el proceso repoblador con población cristiana, el nuevo pueblo se desarrollará a partir del siglo XVI en una cota más baja, en lo que hoy es la actual Huelma.