Santa Casilda de Toledo (Toledo, 950<1050-Buezo (Burgos), 1050<1107) era una andalusí hija del emir de Toledo, que practicando la caridad cristiana, llevaba alimentos a los prisioneros cristianos de su padre; descubierta, los alimentos que ocultaba entre sus ropas se convirtieron en rosas.
Según el Martirologio Romano, Santa Casilda de Toledo «ayudó con misericordia a los cristianos detenidos en la cárcel y después, ya cristiana, vivió como eremita».
[5] Finalmente y tras decididir vivir de forma eremita en ese lugar, falleció y fue enterrada allí, donde en el Siglo XV se levantó el santuario que, al poco tiempo, se convirtió en un lugar de peregrinaje.
[6] A la santa se le atribuyen muchos milagros curativos y relacionados con la fertilidad.
La tradición local afirma que quien desde el santuario lance una piedra o una teja y cae en el pozo Blanco, tendrá asegurada su descendencia con un varón o una mujer respectivamente.