Santa Casilda era una princesa mora que vivió en la época del reino de taifa en Toledo.
Luego la joven princesa cayó enferma y los prisioneros cristianos le dijeron que existía un ermitaño, de nombre Vicente, que custodiaba un pozo milagroso en Castilla.
[3] A él acuden parejas que desean ampliar su familia teniendo un hijo.
Si la pareja consigue acertar con la piedra o la teja dentro del pozo situado al final de la ladera la familia tendrá descendencia en un año.
Una de las supersticiones y leyendas más famosas de La Bureba que hoy en día se mantiene viva todavía, algunas parejas siguen acudiendo a la ladera a arrojar su piedra o su teja.