[1] Se caracterizaron por ser un pueblo con mucho desarrollo y su cultura se caracterizó por basarse en el idioma "cara", tenía además una arquitectura monumental al que llamaban "tolas", su cosmogonía los ligaba al mar y un desembarco ancestral en las costas de la Bahía de Caraquez, por lo que en su origen están relacionados con los pueblos caribe.
Sin embargo su relación no ha sido establecida de manera rigurosa y se mantiene a nivel mítico.
Por otro lado la relación con los Quitus, que frecuentemente crea el sintagma Quitu-Cara, o también Kitu-Kara, está documentada arqueológicamente y tenemos evidencia de comercio común entre tanto Caranquis como Quitus, además existió una alianza militar para enfrentar a los incas, y especialmente les une el culto en común a la deidad principal de los andes septentrionales: Catequil.
Sitios como Cochasquí han revelado que aproximadamente en el año 900 llegan los primeros habitantes y luego para el 1250 d. C. Estos adquieren un alto desarrollo.
Dentro de las principales palabras relacionadas con el idioma "cara" y que se reflejan en distintos toponimios encontramos: caya, cayachay, cacayay, cayaychic, cayayasca, imbabura.
Este último a juicio de Jijón y Caamaño vendría del im-ba-buru que significaría nuestro por excelencia o ser divino.
Esta región está repleta de toponimios caranqui como pimampiro, quiqui, tumbabiro, cambi, tontaqui, sarance, cotacachi, otavalo, quique, urcuqui, quilago, ango, chiccapan, palcha, abbá, buro, cogua, calá culalá, chalá, changalá, guachalá, poligalá, ajabí, ambi, curubí, cubi, nangulbí, caguasquí, ambuquí, atuntaqui, caranqui, pinsaquí, pisuquí, urcuquí, aluburo, camburo, puyaburo, caraburo, imbaburo.
Algunos historiadores y arqueólogos consideran a esta nación como los «Caras» del padre Juan de Velasco.
Vivían en tolas, es decir pirámides truncas en idioma "cara" que a su vez estaban agrupados entre estos tres señoríos.
Además trabajaron la piedra aunque no a nivel arquitectónico, los metales y las plumas de colores.
Existía una aristocracia guerrera que estaba conformada por familias de los Ango entre los Carangues y Puento entre los Cayambes.
Era común que las esposas y criados sean enterrados vivos con los cadáveres de su marido o amo, respectivamente.
Este tiene una superficie de 84 hectáreas y está ubicada a 3100 m s. n. m. (metros sobre el nivel del mar).
En la actualidad están cubiertas por vegetación y al estar hechas de barro se evita su descubrimiento como en otros complejos arqueológicos debido a que no resistirían la intemperie.
Al igual que el resto de edificaciones caranqui se basan en la cangagua y el tapia o tapial.
Estos adobes son hechos en cajas para darles forma y después apilados con el fin de hacer un muro.
Esto era hecho en general por hombres quienes preparaban la tierra en un saco y se machacaba el interior con unos pisones.
Los montículos existen solamente al norte del río Guayllabamba lo que permite delimitar el territorio de los Caranquis.
[10] Con esta misma técnica harían las tolas, por lo que descubrirlas requeriría un mantenimiento continuo para evitar la intemperie.
La más poplar fueron las ánforas con pintura roja que usualmente se conocen como cerámica Cochasquí, pero existen vestigios arqueológicos en todo el País Caranqui e incluso en la región de los Pastos.
Además, los platos, fuentes y otros elementos como los compoteras se obtienen a partir de moldes o formas realizadas con antelación.
Además, manejaban una téncica de vaciado que era usado para hacer las base cónicas y ánforas.
Seríá durante esta época cuando los habitantes de los andes septentrionales jugarían un rol importante como intermediarios entre Mesoamérica y las culturas andinas sureñas, hecho que fue establecido arqueológicamente en 1960.
Se conoce hasta el momento la formación de una alianza militar para repeler a los incas, pero la integración entre ambas culturas, de manera en la que se llevó a cabo la integración entre los Cayambis y Caranquis no ha sido confirmada.
[17] Este culto que fue compartido por los demás señoríos étnicos en el territorio ecuatorial que basaban sus ritos en el agua, ya sea a través de la adoración del mar en los manteños o en los manantiales a Catequil de los Puruhá, Quitus y Caranquis.
En concreto creían que el inicio del mundo se desarrolló en la laguna junto a gigantes, en este caso los montes tutelares, es decir el Imbabura y Cotacachi.
Las lagunas también tienen su signficado, aunque lamentablemente su palabra originaria en Caranqui se ha perdido y solo quedan sus toponimios en quichua o castellano.
El rito de iniciación en Peguche, así como otros manantiales estaba relacionado con el culto a Catequil, deidad compartida por los Puruhá, Quitu y Caranqui.
Fue considerado por Humboldt como el "monumento más eterno con que la naturaleza señala las dos grandes divisiones del globo terrestre".
A este se suma el templo del Lago San Pablo que sería descrito por Caldas.