Fue descubierto por primera vez a mediados del siglo XVIII en Moschellandsberg, Alsenz-Obermoschel, Palatinado (Alemania), que consecuentemente se considera su localidad tipo.
[1] Su nombre viene del griego kalos (hermoso) y melas (negro) debido a su cambio de coloración al reaccionar con amoniaco.
La sustancia más tarde denominada calomelano se documenta por primera vez en Persia por el médico Al-Razi después de 850.
[2] En esta píldora solía mezclarse con un ingrediente dulce, como regaliz o azúcar, para hacerla más digerible.
[4] Ya que el calomel reblandecía las encías, el calomelano fue usado como tratamiento en la dentición infantil hasta mediados de siglo.
[6] También fue usado por Charles Darwin para tratar la infección gastrointestinal severa que sufría, modernamente identificada como enfermedad de Crohn.
El calomelano, como otras sales de mercurio, es insoluble en agua; por lo tanto, no se absorbe bien en la pared del intestino delgado.
Este método ganó popularidad en la industria farmacéutica porque era una forma de producción más barata y segura.
[12] En la mina San Juan Nepomuceno, en El Doctor, Querétaro, México, se encontraron también ejemplares notables de este mineral.