Un año después el Concejo madrileño acordó ensanchar la calle respetando sin embargo los álamos que la poblaban.
[a][4] Como, a pesar del puente, el barranco siguió siendo un espacio peligroso y dificultando sobremanera la expansión de la villa por su costado oeste, en sucesivas ocasiones se iniciaron proyectos para rellenarlo ya en el siglo xviii, aunque todavía un siglo después una copla popular informaba de que Otro legendario relato del anecdotario religioso madrileño tiene como piadoso protagonista a Francisco de Asís, que en una noche oscura topó en esta calle con un hombre que huía de la justicia implacable de la Santa Hermandad y que suplicó al santo que no le delatase.
Poco después se cruzó el franciscano italiano con los armados y furiosos perseguidores que le interrogaron sobre si había visto pasar a un forajido.
El santo, usando un ardid que le permitiese evitar la mentira, introdujo los brazos en las amplias mangas de su hábito mientras decía convencido: «Por aquí no ha pasado».
[10] Una moderna placa metálica se colocó en la fachada del número 35, dedicada al compositor italiano Domenico Scarlatti, allí fallecido en 1757 a la edad de 71 años.