Al contrario de los bombarderos tácticos, que son usados en la zona de combate para atacar tropas y equipamiento militar enemigo, los bombarderos estratégicos son construidos para volar hacia el corazón del territorio enemigo para destruir objetivos estratégicos como fábricas, presas, bases militares, puentes y ciudades.
Durante la Guerra Fría, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética mantuvieron bombarderos estratégicos preparados para partir en cualquier momento y a cualquier lugar, como parte de la estrategia de disuasión conocida como «destrucción mutua asegurada».
Durante una época, bombarderos B-52 Stratofortress se mantenían 24 horas al día volando en el espacio aéreo próximo a la frontera soviética.
Los bombarderos estratégicos más recientes, como el B-1B Lancer, el Tupolev Tu-160 y, sobre todo, el B-2 Spirit, incorporan tecnologías furtivas para minimizar las posibilidades de detección por el enemigo.
Durante la guerra de Afganistán (1978-1992), muchos Tupolev Tu-95 rusos lanzaron bombardeos masivos sobre distintas zonas del país.