En este combate, participaron 600 hombres por la parte del Ejército realista español y 300 insurrectos mambises al mando de Máximo Gómez.
El plan de Gómez era seguir hacia Guáimaro para hostigar las fuerzas enemigas allí acantonadas, momento en que conoció, gracias a la destreza de sus exploradores, que una fuerte columna española se dirigía a rescatar un botín de guerra ocupado por el general tunero Vicente García González.
Inmediatamente, El Generalísimo organizó a 300 hombres, les comunicó la situación y emprendió la marcha, precedido por 40 jinetes, bajo el mando del teniente coronel Baldomero Rodríguez.
Rodríguez simula una retirada y se dirige al encuentro de sus compañeros, cuya presencia ocasiona a los españoles una tremenda sorpresa que los deja prácticamente paralizados ante el brusco e inesperado choque, viraron grupas perseguidos por los cubanos, quienes, machete en mano, despedazaron a la infantería ubicada en el camino.
Por la parte cubana, solamente hubo 20 bajas: 3 muertos y 17 heridos, pero aniquilaron al grueso de las huestes enemigas.