Esa noche acamparon cubanos y españoles a escasos 50 metros unos de otros.
Trataron de avanzar, aprovechando que las fuerzas mambisas no eran numerosas.
Por el mensaje que portaba, conoce Maceo de la situación crítica del adversario, tras los cual decidió vencerlos.
Antonio Maceo no lo impidió, se conformó con hostigar la columna española lentamente, desde el centro hasta la retaguardia.
Estos apenas contaban ya con un puñado de hombres para defenderse, pues la mayoría estaban heridos o muertos.
Sus bajas aumentaban y los que se mantenían en pie ayudaban a los demás.
Además, esta batalla, concluida el mismo día que se firmaba el Pacto del Zanjón, resultó un antecedente directo a la Protesta de Baraguá.