Combatieron las fuerzas independentistas chilenas al mando del coronel Jorge Beauchef y las fuerzas realistas de Chiloé, leales al rey de España Fernando VII, comandadas por el coronel José Rodríguez Ballesteros.
Este oficial, en vez de retroceder, cargó impetuosamente sobre los parapetos enemigos, sin conseguir desalojar a los defensores.
Esta tropa, con sueldos impagos y contagiada con la indisciplina engendrado por el Pipiolismo, se negó a combatir.
Los patriotas habían agotado casi sus municiones; mucha parte de su armamento estaba descompuesto, y la moral del batallón número 7º, no permitía contar con este cuerpo en un nuevo combate, que no era improbable, puesto que la mayor parte de las fuerzas realistas se habían retirado intactas.
Ambos lados tuvieron alrededor de un centenar de bajas y no hubo un claro vencedor, ya que aunque las tropas realistas se habían retirado del campo, los chilenos tuvieron que replegarse a Dalcahue durante la noche.
[3] En la cultura popular existen varias composiciones en recuerdo de este episodio, entre las que se cuentan