La migración de los helvecios (obligados a dejar sus tierras por las tribus germánicas) al oeste fue el pretexto para iniciar una guerra de conquista para gloria y enriquecimiento personal.[3] Se aproximaban desde Aquilea otras tres legiones (VII, VIII y IX) más dos que estaban entrenándose en Narbona (XI y XII).Los helvecios enviaron embajadores a César para solicitar el paso del río y poder migrar en paz.Al llegar la fecha, César se negó y amenazó que usaría la fuerza si intentaban ingresar.[5] Tras la derrota, los migrantes decidieron por la primera opción[6] pero César, reforzado por sus legiones, empezó a perseguirlos.