Se destacó como jefe de partidas del partido liberal, en las luchas contra los federales — pronto llamados autonomistas — y, especialmente, contra el general Nicanor Cáceres.
Interrumpió varias veces su participación en la guerra internacional para enfrentar a los federales en su provincia.
De los dos bandos unitarios, apoyó al presidente Sarmiento contra el expresidente Bartolomé Mitre, pero no por eso se alió a lo autonomistas.
Su provincia no vio avances significativos durante su gestión, principalmente por la crisis política y económica permanente en que vivía, como base de operaciones contra el Paraguay.
Nadie quedó conforme con su elección, y los autonomistas armaron una revolución; los liberales no lo defendieron, excepto Baibiene, que venció en una primera batalla, con las pocas tropas que logró reunir.
Más tarde vivió un tiempo en Santa Fe, y pasó a Buenos Aires.