Aýna

En su término municipal se encuentra la cueva del Niño, que contiene pinturas rupestres paleolíticas en su interior: ciervos, cabras, elementos abstractos; las únicas encontradas hasta la fecha en esta zona de la provincia de Albacete.En un pergamino fechado en 1565 y firmado por el rey Felipe II obtiene su título de villa independiente del concejo de Alcaraz, ciudad a la que estuvo ligada por su pertenencia a su extenso alfoz durante siglos.A finales del siglo XX el decremento se frenó notablemente, aunque aún no cabe hablar de estabilidad.[8]​ Predomina su gran cantidad de vegetación, su belleza pintoresca –está enclavada en la ribera del río Mundo, con imponentes farallones rocosos en los alrededores del pueblo– y la presencia habitual de la nieve en invierno.Destaca asimismo la fauna salvaje, como la cabra montesa, que no es infrecuente ver desde los miradores cercanos, o incluso a las afueras mismas del pueblo, cuando suben de beber.Son muy conocidos y espectaculares sus encierros que discurren por las escarpadas calles de la villa.
Panorámica de Aýna