En el luctuoso hecho se utilizaron dos bombas, descritas como dinamita o explosivo C-4.
Por su parte, Luis Posada Carriles estuvo detenido durante ocho años mientras aguardaba una sentencia definitiva, pero eventualmente logró huir.
Sin embargo, el avión no logró llegar ni siquiera a Kingston, ya que a las 17:24, sólo nueve minutos después de haber despegado desde el Aeropuerto Internacional Grantley Adams y a unos 18 000 pies de altura, explotó una bomba que estaba escondida en el baño trasero.
Como realizar un aterrizaje de emergencia ya no era posible, en apariencia el capitán decidió enfilar la aeronave hacia el Océano Atlántico, salvando eventualmente las vidas de los turistas que se encontraban en las playas cercanas.
[4][5][6] Según su desglose por nacionalidades, se trató de 57 cubanos, 11 guyanenses y 5 norcoreanos.
Luego se descubriría que Ricardo había estado previamente viajando bajo una identidad falsa, bajo el nombre de José Vázquez García.
Lugo y Ricardo finalmente confesaron, declarando haber actuado bajo órdenes de Luis Posada Carriles.
Sus testimonios, además de otras pruebas o evidencias adicionales, implicaron a Posada Carriles junto al cubano Orlando Bosch Ávila.
El presidente Carlos Andrés Pérez ordena al agente cubano venezolano Orlando García como jefe de la DISIP, la investigación del atentado terrorista.
Tres años después, en septiembre de 1980, un juez militar venezolano absolvió a los cuatro hombres.
Con respecto a Orlando Bosch Ávila, éste fue finalmente absuelto porque las pruebas recolectadas por las autoridades de la pequeña isla de Barbados durante el transcurso de la investigación no pudieron ser utilizadas en el juicio que se había previamente iniciado en Venezuela, ya que fueron presentadas demasiado tarde y aún no habían sido traducidas del inglés al español.
En esas nuevas condiciones, no se pudo alcanzar ningún veredicto contra él porque, según el Código Penal entonces vigente en Venezuela, un proceso judicial no podía ser en ausencia (in absentia) y por el contrario requería la presencia del acusado durante la sustanciación del mismo.
Otro juez ordenó que el caso fuese revisado por una Corte de Apelación.
La presión política para otorgarle un perdón a Orlando Bosch Ávila había comenzado durante una campaña al Congreso de los Estados Unidos realizada por Ileana Ros-Lehtinen, ella misma una cubana estadounidense (esa campaña en cuestión había sido supervisada por Jeb Bush, quien por su parte llegaría a ser electo gobernador del estado de la Florida, cargo que desempeñaría hasta 2007).
[9] En 2007, el congresista Bill Delahunt y José Pertierra, un abogado de inmigración que representaba al gobierno de Venezuela, argumentaron que Posadas sí podía ser deportado, debido a que el gobierno de EUA en realidad estaba haciendo una excepción legal en su caso.
Esa bomba y las muertes resultantes estaban plenamente justificadas porque la CORU estaba en guerra contra el régimen de Fidel Castro».Carrera entonces también expresó su satisfacción debido al interés que había despertado ese atentado dentro de los Estados Unidos, en parte porque estaba distrayendo la atención hacia él mismo y su asociado.