Todas ellas estaban identificadas invariablemente con el lucero del alba o planeta Venus, Azzuhara en árabe; Ahura Mazda sería: 'luz grande'.Las diosas Astarté e Ishtar y equivalentes, están relacionadas con el planeta Venus.Aunque suenen parecido cuando las pronunciamos a la manera occidental, no se parecen ni tienen relación etimológica con las palabras de raíz indoeuropea que equivalen al castellano "estrella", y que son cognadas entre sí: el latín stella y sus derivados romances (el francés étoile, el español estrella, el rumano stea...), el inglés star, el alemán stern, el sueco stjärna, el griego clásico astér (moderno astéras), y el persa y hindi setareh.[3] Además del león, se la asociaba con animales como la paloma, probablemente en vinculación con la navegación astronómica innovada por los fenicios, y la abeja, productora de la miel que simbolizaba lo divino y la inmortalidad.De la misma manera, probablemente a causa del intercambio cultural subyacente, Sekhmet y Bastet se volvieron diosas populares en el área semita.[4] Traída a Hispania por la colonización fenicia alrededor del siglo VIII a. C., Astarté se convirtió posiblemente en la diosa más icónica del mundo íbero, asimilándose a deidades indígenas de atributos parecidos relacionadas con la feminidad y la fertilidad.