La alfarería en la provincia de Almería (España), como fenómeno etnográfico posterior a la romanización, queda definida por su esencia musulmana y la herencia cultural morisca.[1] La labor alfarera, como tal oficio artesano, está documentada desde la segunda mitad del siglo XVI.A finales del siglo XX seguían activas dos familias: los Puntas y los Hernández, trabajando aún en ruedas excavadas.En su "Barrio Alfarería", la tradición artesana es conservada por los talleres familiares de Juan Castellón y Manuel González.Entre las piezas 'sin bañar' hay cantarillas, jarras de cuatro picos y el tradicional cántaro que, como símbolo heráldico, campea en su escudo municipal.Su último alfarero, José Castellón Sala, hacía piezas sin vidriar, trabajando hasta 1998 en un taller-cueva, con horno árabe y arcillas greas.A su labor se asociarían pintores sorbeños como Pedro Soler y Miguel Capel, con atrevidas decoraciones de las piezas.