Cuando sucedió a su padre en el trono, Admeto fue famoso por su hospitalidad y justicia.
Apolo ató los animales al yugo y Admeto condujo el carro hasta Pelias, logrando así casarse con Alcestis.
Sin embargo, Admeto no se encargó de hacer un sacrificio para Artemisa.
La diosa, entonces, llenó el aposento nupcial con serpientes, y Apolo tuvo que ayudarle de nuevo: aconsejó a Admeto que hiciese un sacrificio a Artemisa, y la diosa retiró así las serpientes.
Otras versiones cuentan que fue Perséfone, admirada por el sacrificio de Alcestis, quien la liberó.