Abierta o clandestinamente, está presente en todas las sociedades y culturas sin excepción alguna, desde el neolítico hasta nuestros días y a pesar del triunfo del empirismo científico como única visión cosmológica dominante.
Los medios que se han empleado para poder averiguar los sucesos futuros son innumerables.
Los astros, ciertas bebidas y hierbas, palabras extrañas proferidas con cierto entusiasmo o por los que ahora llamamos ventrílocuos, han sido medios de que se han valido comúnmente los impostores.
[1] Tanto Platón como Cicerón concebían dos formas de adivinación: una inductiva considerada arte y otra natural, deductiva e intuitiva.
[2] Los antiguos veían los elementos de la naturaleza como algo sagrado, y los utilizaban para fines adivinatorios:[3] Además, eran muy populares