Adivinación

Abierta o clandestinamente, está presente en todas las sociedades y culturas sin excepción alguna, desde el neolítico hasta nuestros días y a pesar del triunfo del empirismo científico como única visión cosmológica dominante.

Los medios que se han empleado para poder averiguar los sucesos futuros son innumerables.

Los astros, ciertas bebidas y hierbas, palabras extrañas proferidas con cierto entusiasmo o por los que ahora llamamos ventrílocuos, han sido medios de que se han valido comúnmente los impostores.

[1]​ Tanto Platón como Cicerón concebían dos formas de adivinación: una inductiva considerada arte y otra natural, deductiva e intuitiva.

[2]​ Los antiguos veían los elementos de la naturaleza como algo sagrado, y los utilizaban para fines adivinatorios:[3]​ Además, eran muy populares

La buenaventura de Enrique Simonet (1899; canvas; Museo de Málaga ), ilustra una lectura de manos.
Vidente en una calle de Taiwán .
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Augurios
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