Avicena

Ibn Sina, latinizado como Avicena es el nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sĩnã (en persa: ابو علی الحسین ابن عبدالله ابن سینا; en árabe: أبو علي الحسین بن عبدالله بن سینا; Bujará, Gran Jorasán, c. 980-Hamadán, 1037), un polímata, médico, filósofo, astrónomo y científico persa perteneciente a la Edad de Oro del Islam.[3]​ La dinastía samánida en la parte oriental de Persia, denominada el Gran Jorasán y en la Asia Central, así como la dinastía búyida en la parte occidental de Persia e Irak, fomentó un clima propicio para el desarrollo cultural y académico.Bajo los samánidas, Bujará rivalizaba con Bagdad como capital cultural del mundo islámico.Avicena tuvo acceso a grandes bibliotecas de Balkh, Khwarezm, Gorgán, Rayy, Isfahán y Hamadan.Nizami Aruzi describe cómo Avicena, antes de salir de Khwarezm, conoció a Abu-Rayhan al-Biruni (un famoso científico y astrónomo), Abu-Nasr al-Iraqí (un famoso matemático), Abu Sahl Masihí (un respetado filósofo) y Abu-l-Khary Khammar (un importante médico).Al parecer, fue precoz en su interés por las ciencias naturales y la medicina; tanto, que a los catorce años estudiaba solo.Consiguió permiso para acceder a la biblioteca real, donde amplió sus conocimientos de matemáticas, música y astronomía.Al llegar a la mayoría de edad había estudiado todas las ciencias conocidas.En Hamadán, el emir buyida Shams al-Dawla le eligió como ministro.Disfrazado de derviche consiguió evadirse y huyó a Ispahán, al lado del emir kakúyida Ala al-Dawla Muhammad.Durante una expedición a Hamadán, en el actual Irán, el filósofo sufrió una crisis intestinal grave, que padecía desde hacía tiempo y que contrajo, según dijeron, por exceso de trabajo y de placer.El ascetismo no le bastaba; creía que se debía buscar la iluminación como acto final de conocimiento.La iluminación se obtiene por medio de los ángeles que actúan como unión entre las esferas celestiales y la terrestre.Por su tamaño y por la importancia del papel que representó, al-Shifá puede compararse con al-Qanun.Publicada La Curación en seis volúmenes (El Cairo, 1952-1965), es quizás la obra filosófica de mayores dimensiones hecha por un hombre solo.En esta obra aparece su famoso argumento del Hombre Volante, predecesor del cógito cartesiano, en el que exponía que un hombre suspendido en el aire aislado, sin ningún contacto con nada, ni siquiera su propio cuerpo, sin ver ni oír, afirmará sin duda alguna que existe e intuirá su propio ser.Esta obra desapareció de Ispahán en 1034, y no quedan más que algunos fragmentos.Pierre Vattier había traducido todas sus obras en francés; solo se publicó la Lógica, París, 1658, en octavo.Recomienda la práctica regular de deporte o la hidroterapia en medicina preventiva y curativa.Su línea principal de actuación se basa en la conciliación entre el discurso racional y la religión.En parte, adapta los trabajos de Al-Farabí para hacerlos compatibles con el Corán, y también incorpora elementos tradicionalmente teológicos a la filosofía, como los ángeles, a los cuales otorga un papel clave en su relación con los seres humanos, sobre todo con los profetas.Para explicar la realidad, Avicena adopta un sistema emanatista, propio del neoplatonismo.[cita requerida] Aun así, la fuerza con la cual el ángel ilumina el intelecto humano varía: De acuerdo con este punto de vista, la humanidad comparte un único intelecto, es decir, una conciencia colectiva.
Sello postal de Tayikistán conmemorativo de Avicena
Representación renacentista de Da Foligno, Venecia .
Avicena en un texto de 1271.
Ejemplar del Canon de 1597.
Ilustración de El canon de medicina .
Estatua en Ankara .
Tratado de medicina de Avicena conservado en la Archivo Comarcal del Alt Penedès, Cataluña, España