Segunda epístola de Juan

Las dos epístolas menores de Juan, breves en extensión, siguen la estructura típica de las cartas del mundo grecorromano, comenzando con un protocolo (nombre del remitente, destinatarios y saludo) y terminando con una despedida.

Clemente de Alejandría también parece reconocerlas al referirse a 1 Juan como la "epístola mayor", sugiriendo que conocía otras cartas menores.

Orígenes y Eusebio las incluyeron entre los escritos "discutidos" del Nuevo Testamento, aunque ambos las aceptaban como canónicas.

La persona a la que se dirige la carta es encomiada por su piedad y es prevenida contra los falsos maestros.

Los inicios del gnosticismo y su relación con el cristianismo están mal datados, debido a un corpus insuficiente de literatura que relate las primeras interacciones entre ambas religiones.

La persona a la que se dirige es elogiada por su piedad y advertida contra los falsos maestros.

[9]​[10]​[11]​ El erudito Amos Wilder apoya este punto de vista, diciendo que el contenido de la epístola en sí muestra que fue dirigida a la iglesia en su conjunto y no a una sola persona.

[19]​ La destinataria, "la Señora Elegida", parece ser una metáfora que representa a una iglesia local, posiblemente ubicada en Asia Menor.

La tradición es tan firme en este punto que quien enseñe doctrinas diversas es falsario y seductor.

Los falsos maestros causan un doble perjuicio: además de corromper la fe, destrozan la unidad y el amor mutuo.

El autor sagrado establece un criterio claro para identificar a los herejes: no confiesan la divinidad de Jesucristo encarnado.

Por ello, se advierte que ofrecer hospitalidad o saludar a estas personas (vv. 10-11) podría ser interpretado como una complicidad en sus malas acciones, generando un posible escándalo entre los fieles.