[1][2] División en capítulos (con referencias cruzadas a otras partes de la Biblia): La filiación divina es una realidad espléndida por la que Dios da gratuitamente a los bautizados una dignidad estrictamente sobrenatural, que los introduce en la intimidad divina y los hace domestici Dei, familiares de Dios.Ante los herejes que afirmaban poseer un conocimiento especial de Dios (gnosis) que los colocaba por encima del bien y del mal, haciendo irrelevante el pecado, Juan recuerda las palabras de Jesús: «Por sus frutos los conoceréis».Los criterios para discernir la verdad son la práctica de la justicia, que incluye la búsqueda de la santidad y la lucha contra el pecado, y la vivencia del amor fraterno.Los que no viven el amor fraterno son tan homicidas como Caín.Los mandamientos divinos se resumen en un doble aspecto (vv. 22-24): la fe en Jesucristo y el amor a los hermanos.