Filiación divina

Se trata de una característica frecuente en diversas religiones, como es el invocar a Dios como Padre.

Para el Magisterio católico, esta vinculación se adquiere al recibir la gracia santificante.

En el caso del Mesias está relacionado con la unión afectiva con Dios y la perfección moral.

[8]​ Por su parte Agustín de Hipona enseña que Dios ha justificado a los hombres deificándolos y haciéndolos hijos suyos.

Se trata de algo personal, adquirido por la persona en su relación con Cristo, que caracteriza a la naturaleza del hombre elevado por la gracia.

Algunos especialistas como S. Lyonnet han subrayado que, cuando San Pablo emplea el término filiación adoptiva, no toma dicho término según su sentido jurídico de la legislación grecorromana, o al menos no exclusivamente, sino del Antiguo Testamento, donde Yaveh adopta como hijo al pueblo de Israel.

[14]​[15]​ Autores relevantes en esta materia en la primera mitad del siglo XX fueron Emile Mersch[16]​ y Stanislas Dockx.