[2] En la práctica, los cadáveres son muy usados en la medicina y antropología para estudiar al humano, identificar y estudiar enfermedades, o en donar a pacientes vivos (si el cuerpo murió recién);[3]y la criminalística, para determinar las causas de un hecho delictuoso, como son los homicidios.Desde la antigüedad, el humano tomó medidas para eliminar los cadáveres, en general mediante sepulturas o fosas (tumbas) excavadas en el suelo, donde el cuerpo se descomponía por la acción de gusanos y bacterias.Otra práctica es, también de origen antiguo, la cremación: quemar el cuerpo, eliminarlo mediante el fuego en piras funerarias o crematorios.La atracción sexual hacia los cadáveres se llama necrofilia, y en la mayoría de culturas es vista por socialmente inaceptable.La palabra cadáver proviene del latín cadavere, en relación con el verbo cadere, «caer», y significa «caído», «mortal».[cita requerida] Probablemente tiene su origen en la voz latina cadavere, aunque no está claro el proceso etimológico.Según una versión, los romanos escribían en sus sepulturas la inscripción caro data vermibus, que significa "Carne dada a los gusanos".La primera etapa es la autólisis, más conocida como autodigestión, durante la cual las células del cuerpo se destruyen por la acción de sus propias enzimas digestivas.En esta etapa, al llegar las moscas, comienzan a poner huevos en las aberturas del cuerpo: ojos, fosas nasales, boca, orejas, heridas abiertas y más orificios.Las larvas eclosionadas (gusanos) de moscas se introducen después bajo la piel y comienzan a consumir el cuerpo.La acumulación de gas y la hinchazón seguirán hasta que el cuerpo esté lo suficiente descompuesto para liberarlo.Uno que fue monumental para el avance científico fue emitido por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico II en 1231.[9] Sin embargo, a medida que la disección de cadáveres se hacía aún más popular, los anatomistas se vieron obligados a encontrar otras formas de obtener cadáveres.Estas leyes abrieron otras vías para obtener cadáveres con fines científicos siendo Massachusetts el primero en hacerlo.[7] Posteriormente, se aprobaron leyes en casi todos los estados y el robo de tumbas quedó prácticamente erradicado.Para que un cadáver sea viable e ideal para el estudio anatómico y la disección, el cuerpo debe estar refrigerado o el proceso de preservación debe comenzar dentro de las 24 horas siguientes a la muerte.Ambos métodos tienen ventajas y desventajas en cuanto a la preparación de los cuerpos para la disección anatómica en el ámbito educativo.Los principales objetivos de esta forma de conservación son evitar que el cuerpo se descomponga, ayudar a que los tejidos conserven su color y suavidad, prevenir los riesgos tanto biológicos como ambientales y preservar las estructuras anatómicas en sus formas naturales.También se pueden utilizar otras sustancias químicas para evitar que los tejidos desprendan olores desagradables o tengan colores especialmente poco naturales.El fluido puede inyectarse en el sistema arterial (normalmente a través de las arterias carótidas o femorales), en las principales cavidades corporales, bajo la piel, o bien se pueden introducir fluidos en el cadáver en la superficie exterior de la piel mediante inmersión.Ayuda a regular el equilibrio osmótico del líquido de embalsamamiento y es un buen antirrefrigerante.Muchas instituciones médicas y odontológicas siguen mostrando preferencia por ellos hoy en día, incluso con la llegada de tecnología más avanzada como los modelos digitales o los cadáveres sintéticos.A continuación, se coloca el cadáver en un baño del plástico o la resina que elija el profesional y comienza el paso conocido como impregnación forzada.Sin embargo, todavía no han ganado realmente terreno frente al cadáver tradicionalmente embalsamado.Los cadáveres plastinados no son accesibles para algunas instituciones, algunos educadores creen que la experiencia adquirida durante la disección de cadáveres embalsamados es más valiosa, y algunos simplemente no tienen los recursos para adquirir o utilizar plastinados.
Cadáver en un refigerador en la sección de Medicina Forense de la Charité Berlin.