Louise Brooks

En una carrera cinematográfica que comenzó en 1925 y terminó en 1938, interpretó 24 películas, dos de las cuales han sido consideradas por la revista The New Yorker como obras maestras:[1]​ La caja de Pandora y Diary of a Lost Girl, ambas realizadas en Berlín por el director alemán Georg Wilhelm Pabst.

“Mamá tenía el mismo instinto maternal que un caimán”,[3]​ escribió años después a un hermano, aunque ya no había rencor en sus palabras.

Sin embargo, se preocupó por su educación y costeó los gastos extraordinarios que requería cualquier ampliación de la misma, en su caso la danza.

El temprano trauma físico y psicológico tuvo consecuencias en su vida adulta, reconociendo que era incapaz de amar de verdad: "Debe haber tenido mucho que ver con mi actitud hacia el placer sexual... para mi los hombres agradables, suaves y fáciles nunca son suficientes, tenía que haber un elemento de dominación".

[6]​ Pero su actitud crítica, su desenvoltura y desinhibición, confundidas frecuentemente con la arrogancia, le causaban problemas.

Tras ser despedida de la compañía, encontró trabajo como corista en la revista musical George White's Scandals y como bailarina semidesnuda en las Ziegfeld Follies de Nueva York, la cima a que aspiraban no pocas coristas y flappers.

Y aunque era bastante discreta, se llegó a saber que Chaplin tenía tanto miedo a las enfermedades venéreas que se pintaba el pene con yodo y cuando su relación terminó él le mandó un cheque de 2.500 dólares.

Tampoco pudo evitar filtrar que había pasado por la cama de la deseadísima Greta Garbo y del melancólico Humphrey Bogart.

Tuvo dos efímeros maridos: A. Edward Sutherland, director de cine, y Deering Davis, bailarín y millonario con quien formó el dúo de baile Brooks & Davis, que duró tan poco como su matrimonio.

[6]​ El rodaje de Beggars of Life resultó ser un calvario para Brooks.

En algún momento de su amistad, Hearst y Davies se dieron cuenta del lesbianismo de Lederer y Hearst dispuso que Lederer fuera internada en una institución mental por adicción a las drogas.

No fue hasta treinta años más tarde que esta decisión rebelde sería vista como posiblemente la más beneficiosa para su carrera, asegurando su inmortalidad como leyenda del cine mudo y espíritu independiente.

Tras finalizar su carrera cinematográfica en 1938, y bailar en algunos clubes nocturnos, optó por volver a Wichita (Kansas), donde había crecido, pero "descubrí que los ciudadanos no podían decidir si me despreciaban por haber tenido éxito fuera de casa o por ser ahora un fracaso entre ellos".

Brooks, pobre, alcoholizada y con tendencias suicidas, se trasladó a Rochester, (Nueva York) en 1956, invitada por el George Eastman House, ahora el Museo Internacional de Fotografía, que conserva la mayor colección de sus películas.

Cuando el cine sonoro entró en escena, y después de negarse a hacer una versión sonora de su película The Canary Murder Case, Brooks, definitivamente insatisfecha con Hollywood, decidió marcharse a Europa para rodar bajo las órdenes del director expresionista alemán Georg Wilhelm Pabst.

Paramount difundió que su voz no era apta para el sonoro, algo completamente falso.

En 1982 lanzó un libro titulado Lulú en Hollywood recogiendo sus crónicas sobre cine publicados en los años anteriores en revistas de cine, en el que habla de Pabst y el rodaje y alude varias veces a Frank Wedekind.

Louise Brooks en 1922, en su graduación del instituto. Llevaba el cabello corto desde la infancia.
Prueba en Technicolor para The American Venus (1926).
Afiche de Beggars of life / "Mendigos de la vida", 1928.
Brooks demandó en 1928 al fotógrafo John de Mirjian para evitar que publicara los retratos que le tomó desnuda cuando aún era una corista.
La actriz e intérprete Louise Brooks, en la página 20 de las Paris Nights / Noches de París (junio de 1925). La leyenda hace referencia al espectáculo Louie the 14th en el Cosmopolitan Theatre de la ciudad de Nueva York.