Sus propias acciones, a veces descaradas e imprudentes, no ayudaron en su caso.
En 1829, viajó a Egipto, donde pudo leer muchos textos jeroglíficos que nunca antes se habían estudiado, y se llevó a casa una gran cantidad de nuevos dibujos de inscripciones jeroglíficas.
Aunque algunos todavía argumentan que debería haber reconocido las contribuciones de Young, su desciframiento ahora es universalmente aceptado y ha sido la base para todos los desarrollos posteriores en el campo.
En consecuencia, se le considera como el "fundador y padre de la egiptología".
Allí conoció a Jeanne-Françoise Gualieu, una chica de buena familia aunque analfabeta, con quien se casó en 1773 cuando ambos tenían treinta años.
[3] Nacido en plena Revolución francesa, hasta los siete años no recibió ninguna educación formal ya que las escuelas, casi todas regentadas por órdenes religiosas, habían sido cerradas.
[4] Con su madre frecuentemente enferma y con un padre ausente debido a sus viajes laborales, Jean-François estuvo al cuidado de su hermano Jacques-Joseph, doce años mayor que él, y de sus tres hermanas mayores.
[5] El elegido fue Dom Calmels, un benedictino con el que hizo grandes progresos en el estudio del latín y del griego, aunque seguía manteniendo una actitud errática y, cuando Calmels juzgó que no podía enseñarle nada más, sugirió a Jacques-Joseph que para desarrollar su talento tendría más oportunidades en Grenoble.
En 1807 los estudiantes del liceo protagonizaron una revuelta en contra de las estrictas normas de estudio, y Jacques-Joseph finalmente permitió que su hermano viviera en su casa, bajo su cuidado y tan solo acudiera a la escuela cuando lo considerara necesario.
No sabían utilizar la diplomacia y se granjeaban enemistades con mucha asiduidad.
En el tiempo que logró hacerlo, llegó a identificar correctamente al menos cuarenta signos.
La partida de Napoleón evitó el ataque del ejército austríaco, que le había declarado la guerra a Francia un año antes.
Auspiciado por la visita de su héroe Jean-François publicó un artículo que resultó ser un polvorín en su contra.
En su escrito se podía leer: Con esta cita dejaba bien claro cuales eran sus lealtades en el ámbito político.
Mientras tanto Grenoble, que permanecía fiel al dictador, acabó siendo bombardeada conjuntamente por los ejércitos de Austria y Cerdeña.
Por su parte, la escritura demótica era una versión posterior y todavía más simplificada de la hierática.
En resumen, los antiguos egipcios habían utilizado tres escrituras diferentes para escribir las mismas palabras.
Pese a los extraordinarios avances de sus trabajos, su vida personal no iba nada bien.
Volvía a estar enfermo, deprimido, sin empleo y otra vez en París.
Compartía casa en la rue Mazarine, cerca del Instituto de Francia, donde su hermano había encontrado un trabajo.
Champollion no se rindió; gracias a las visitas al Museo de Turin, que albergaba muchos textos jeroglíficos, en el año 1824 tenía perfeccionado su sistema y se vio con fuerzas para publicar Précis du système hiéroglyphique des anciens Égyptiens (Resumen del sistema jeroglífico de los antiguos egipcios) En esta obra explicaba la complicada naturaleza de los jeroglíficos: En 1826 logró el reconocimiento al trabajo de toda una vida.
Consiguió que los objetos fuesen expuestos de forma sensata y cronológica, aunque no le permitieron decorar las salas con un estilo verdaderamente egipcio.
El 4 de diciembre llegaron a Asúan, al sur del país.
Después se internaron en Nubia para poder visitar los templos ramésidas excavados en la roca en Abu Simbel.
Volvió exhausto a Francia para completar su obra más grande y ambiciosa, su Grammaire égyptienne (Gramática egipcia).
En 1832, como homenaje póstumo a su hermano, logró terminar y editar la última obra de Jean-François Champollion, la Gramática egipcia, cuya elaboración le había hecho salir del país de las pirámides con el que tanto había soñado.