En Saqqara Imhotep (el primer arquitecto conocido del mundo) diseñó para su faraón Zoser (Dyeser), de la dinastía III, una tumba con un diseño revolucionario, la pirámide escalonada, la primera de grandes dimensiones erigida en Egipto.
Shepseskaf volvió a utilizarla, así como los faraones siguientes de la dinastías V y VI.
Un poco más hacia el este hay sepulcros de perros, chacales y gatos, llegando hasta época grecorromana.
Saqqara, independientemente del Serapeum para los toros Apis, fue un importante centro de culto donde se producían grandes cantidades de animales momificados para su venta y posterior enterramiento en zonas especializadas en donde se depositaban.
Estos animales momificados servían como intermediarios en sus oraciones entre los fieles y sus dioses.