Analog Science Fiction and Fact es una revista estadounidense de ciencia ficción publicada bajo varios nombres desde 1930.
Al mismo tiempo, Street & Smith vendió la revista a Condé Nast Publications.
En 1926 Hugo Gernsback había lanzado Amazing Stories, la primera revista dedicada íntegramente a la ciencia ficción.
Gernsback había estado publicando historias de ficción científica durante algún tiempo en sus revistas de aficionados, como Modern Electrics y Electrical Experimenter, pero decidió que el interés por el género era suficiente para justificar una revista mensual.
[3][4] Harry Bates F. Orlin Tremaine John W. Campbell Ben Bova Stanley Schmidt Astounding fue publicado inicialmente por Publisher's Fiscal Corporation, una filial de Clayton Magazines.
Bates pretendía publicar historias de acción y aventuras sencillas, solo con los elementos científicos imprescindibles para proporcionar una mínima plausibilidad.
Campbell se había hecho un nombre a principios de los años 1930 como escritor, publicando space opera bajo su propio nombre y otros relatos más reflexivos bajo el seudónimo Don A. Stuart.
[23] Su intención era eliminar también la palabra «Astounding» del nombre, quedando tan solo como Science Fiction, pero en 1939 apareció una nueva revista con ese título.
Durante 1959, Astounding se vendió a 50 centavos en algunas zonas para averiguar cuál sería el impacto en la tirada.
Se rumoreó que se le ofreció el puesto a Lester del Rey y Clifford D. Simak, aunque Simak lo negó; Frederik Pohl estaba interesado, pero sospechaba que su deseo de cambiar la dirección de la revista disminuía sus posibilidades con Condé Nast.
[36] Un relato históricamente importante que casi apareció en Astounding fue Triplanetaria (Triplanetary), de E.
«Twilight», relato escrito en un estilo más literario y poético que las space opera anteriores de Campbell, fue particularmente influyente y Tremaine animó a otros escritores a escribir relatos similares.
Respecto al material gráfico del interior, Ashley lo describe como «fascinante, mostrando indicios de una tecnología superior sin ignorar el elemento humano», y destaca la obra de Elliot Dold como particularmente impactante.
Sus lentas respuestas a los relatos que le remitían desalentaron a nuevos autores, aunque él siempre podía confiar en los colaboradores regulares, como Jack Williamson, Murray Leinster, Raymond Gallun, Nat Schachner o Frank Belknap Long.
Hubbard había estado vendiendo por entonces relatos de literatura popular a revistas pulp durante varios años.
En octubre L. Sprague de Camp inició una popular serie sobre un oso inteligente llamado Johnny Black con «The Command» (La orden).
Todas las competidoras, incluidas las dos principales ya existentes, Wonder Stories y Amazing Stories, estaban publicando space opera, historias de aventuras interplanetarias u otros temas similares que se venían utilizando desde los primeros días del género.
[47] Henry Kuttner y C. L. Moore comenzaron a aparecer regularmente en la revista, a menudo publicando juntos bajo el seudónimo Lewis Padgett, y se añadieron nuevos escritores como Hal Clement, Raymond F. Jones o George O. Smith, que acabaron convirtiéndose en colaboradores habituales.
[48] Campbell les había pedido que escribieran ciencia ficción sin restricciones y con la misma libertad que les había ofrecido para las obras de fantasía que estaban escribiendo para Unknown, la revista de fantasía de Street & Smith; el resultado fue «Mimsy Were the Borogoves» (publicada en español como «Findiga era la arboleda» y «Mimosos se atristaban los borloros»), que apareció en febrero de 1943 y actualmente está considerado como un clásico.
), de Leiber, publicado por entregas en 1943, se situó en un mundo donde el conocimiento científico permanece oculto para las masas y se presenta como magia; al igual que Kuttner y Moore, Leiber publicaba simultáneamente fantasías en Unknown.
Apareció en 1944, en los inicios del desarrollo atómico, cuando el Proyecto Manhattan todavía no era de conocimiento público; Cartmill utilizó su experiencia en física atómica para desarrollar una historia plausible que tenía grandes similitudes con el programa de investigación secreta del mundo real, tanto que incluso llevó a que agentes de la inteligencia militar estadounidense llamaran a Campbell a declarar, aunque quedaron satisfechos con sus explicaciones de cómo Cartmill había podido hacer tantas suposiciones certeras.
Junto con estos nuevos escritores, Campbell seguía publicando material sólido de autores que se habían establecido durante la guerra.
[4] Aunque su entusiasmo hacia estos temas disminuyó la reputación de Campbell, la revista siguió publicando ciencia ficción popular e influyente.
Este relato, sobre una muchacha que se cuela como polizón en una nave espacial, generó un gran debate entre los lectores, y está considerado como el identificador del carácter del Astounding de Campbell.
[62] En 1965 Campbell recibió su octavo Premio Hugo al mejor editor profesional, el último que ganó.
[n 9] A lo largo de la década de 1970, Bova continuó publicando autores como Anderson, Dickson o Christopher Anvil, que ya colaboraban regularmente durante el mandato de Campbell, pero también atrajo a autores que no habían podido vender a Campbell, como Gene Wolfe, Roger Zelazny o Harlan Ellison.
[64] Frederik Pohl, que años más tarde comentó en su autobiografía sus dificultades para venderle a Campbell, apareció en el número de marzo de 1972 con «The Gold at the Starbow's End», relato que fue nominado para los premios Hugo y Nebula.
Jack Gaughan, que había tenido poca relación con Campbell, vendió varias cubiertas a Bova.
[66][67] Ben Bova ganó el Premio Hugo al mejor editor profesional cinco años consecutivos, de 1973 a 1977.
[77] Se distribuyeron algunos números de esta edición en Australia en los años 1940, con un precio distinto, aunque probablemente sin más cambios.