Alfred Schütz

En 1932 publicó su primera obra "Der Sinnhafte Aufbau der sozialen Welt" en la que pretendió dotar de fundamento filosófico a la perspectiva metodológica y las categorías sociológicas básicas de Max Weber.

Tuvo una importante amistad con el filósofo lituano Aron Gurwitsch, con quien discutió sobre diversas temáticas, como queda manifiesto en su epistolario, publicado tanto en alemán como en inglés (Philosophers in Exile: the Correspondence of Alfred Schutz and Aron Gurwitsch, 1939-1959).

Para ello define a la realidad como un mundo en el que los fenómenos están dados, sin importar si éstos son reales, ideales, imaginarios, etc. Se considera, entonces, un mundo de la vida cotidiana que los sujetos viven en una actitud natural, desde el sentido común.

La configuración biográfica alude a que cada individuo se sitúa de una manera particular en el mundo, pues toda su experiencia es única.

El sujeto se presenta a otros no como un ser completo, sino sólo como una parte de su totalidad.

Esto es así porque la configuración del sujeto, biográfica e inmediata, es una construcción permanente sobre la que nuevas experiencias se acoplan al repositorio de conocimiento disponible y pueden ser abarcadas por la biografía.

Esto queda más claro si atendemos a que al reflexionar sobre sí mismo, el sujeto se visualiza sobre la base de experiencias pasadas (donde la visualización de futuro también es una experiencia pasada, pues ya se realizó), no a su experiencia inmediata, no a su Aquí y Ahora.

[1] Siguiendo con las distinciones referidas a la percepción de la realidad, se distingue entre actos y acciones.

Esto se conecta con la imposibilidad de percibir acciones, pues para reflexionar debemos ejecutar una nueva acción, siempre referida a nuestra corriente temporal en que el futuro es un acto en que ya concretamos una idealización.

Así, cuando yo me dirijo hacia otra persona y le pregunto sobre algún tema, estoy suponiendo una estructura social en la que reconozco al otro, asumo que compartimos ciertos códigos, nos unimos a ellos en alguna actividad común, influimos y nos dejamos influir (Schütz, 1932:39; 1963:51).

En el mundo de los contemporáneos asoma una categoría particular de otros, los asociados, para la que no basta con el mero reconocimiento y con la vivencia compartida; es necesaria una relación cara a cara ininterrumpida, en la que el sujeto en torno al cual se definen los asociados es capaz de conocer a tal punto a otros que puede orientar su acción hacia las reacciones que espera de otros.

El mundo del sentido común se encuentra tipificado en categorías de significado que permiten reconocer los nuevos fenómenos e incorporarlos a la conciencia del sujeto; una experiencia reconocida como novedosa es aquella para la que no se tienen tipificaciones de significado o son erróneas, lo que implica reorganizar estas tipificaciones.

Los motivos “porque” se refieren al contexto de la acción o a una predisposición psíquica del sujeto, son objetivaciones de aspectos que rodean la acción; por su carácter causal tienen una referencia al pasado (Schütz, 1932:117-123).

Schütz incorpora a las ciencias sociales el método fenomenológico, que tiene su fundamento en la reducción fenomenológica, esto es, una suspensión de la conciencia tal que nos aparte de las tipificaciones del sentido común.