Fundó una misa diaria y su tumba se ubicó allí (así como el de Catherine Budé, su esposa, fallecida en 1452) en la capilla de la Virgen ubicada detrás del altar mayor.
[3] Chevalier encargó el díptico para ubicarlo sobre la tumba de su esposa, en donde se dispuso una vez terminado.
[1][4] Cuando Chevalier se aproxima a Jean Fouquet para comisionarle la obra, este último ya había desarrollado obras para algunos de los grandes de su tiempo, como los retratos del rey Carlos VII y del papa Eugenio IV.
[8] Fue nuevamente descrita en 1661 con bastante precisión por el erudito Denis Godefroy en su Histoire de Charles VII.
François Avril concluye de esto que la Virgen y el Niño ya están disociados del díptico en esta fecha.
El díptico, sin duda, se vendió y desmembró durante estos dos años, o justo después, tal vez porque los canónigos encontraron dificultades para financiar el trabajo iniciado en la colegiata.
[9] La Virgen, como reina entronizada, se representa fuertemente idealizada como una joven doncella de ebúrnea piel, frente muy ancha y con corona de perlas y pedrería sujetando un velo transparente.
El trono sobre el que se sienta está decorado con ágatas, perlas y piedras preciosas.
[15] Se supone que la inusualmente sensual Virgen de esta obra es Agnès Sorel, amante del noble comitente, así como del rey Carlos VII, y de la que Chevalier era el albacea testamentario.
En la mitad izquierda está retratado Étienne Chevalier con su santo patrón, san Esteban.