Venta de La Mesilla

Solucionó también los problemas fronterizos pendientes después del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, que puso fin a la guerra mexicano-estadounidense.

en la Intervención estadounidense en México (1846-48) y las continuas expediciones militares no autorizadas en la zona dirigidas por el gobernador territorial de Nuevo México y conocido filibustero William Carr Lane, algunos historiadores sostienen que Santa Anna pudo haber calculado que era mejor ceder territorio mediante un tratado y recibir un pago en lugar de que Estados Unidos simplemente se apoderara del territorio.

Gadsden consideraba la esclavitud "una bendición social" y a los abolicionistas "la maldición más grande de la nación”.

Bartlett fue sustituido por Robert Blair Campbell, un político pro-ferrocarril de Alabama que intentó cambiar el tratado.

Cuando el tratado fue ratificado, el Secretario de Estado y futuro presidente de Estados Unidos James Buchanan creía que su país tenía la obligación y los recursos para cumplir esa promesa.

El general Winfield Scott estimaba que sería necesaria cinco veces esa cantidad para vigilar la frontera.

La idea de construir un ferrocarril en el área había sido considerada durante mucho tiempo.

Sin embargo, dicho tratado nunca entró en vigor al no ser aprobado por el Senado de los Estados Unidos.

Santa Anna estaba dispuesto a negociar porque necesitaba dinero para reconstruir las fuerzas armadas para defenderse de los Estados Unidos.

Gadsden se dio cuenta de que Santa Anna necesitaba dinero y pasó esta información a su gobierno.

Durante estas negociaciones, William Walker, en el norte, proclamaba la República de Baja California y Sonora.

[10]​ El tratado llegó al Senado que estaba centrado en el debate sobre la Ley de Kansas y Nebraska.

Gadsden envió el tratado revisado de nuevo a Santa Anna, quien aceptó los cambios.

El pueblo mexicano se opuso a tales límites, así como lo hicieron los Senadores del norte de EE. UU.

Historiadores mexicanos contemporáneos siguen considerando que el acuerdo ha definido de forma negativa la relación Estados Unidos-México.

Buchanan informó sus proyectos a John Forsyth, embajador estadounidense en la Ciudad de México.

Debía tratar de conseguir el área completa que se le indicaba; si no lo lograba, podía conformarse con una región.

Por Sonora y Chihuahua pagaría hasta diez millones de dólares, por Baja California, cinco.

[cita requerida] El secretario de Estado Lewis Cass, dio a Forsyth sugerencias sobre cómo podría convencer al presidente Ignacio Comonfort para que accediese a sus propuestas.

Si bien deseaban fervientemente el reconocimiento de los Estados Unidos, no tenían el menor interés en ceder Baja California o en otorgar privilegios excesivos en relación con las rutas de tránsito que se pretendían.

[15]​ A pesar de esto último, el periódico The Times de Londres dedicó al tratado McLane-Ocampo un amplio comentario y afirmó que "si el Tratado [...] llega a ratificarse definitivamente, México desde este momento pasará virtualmente al dominio estadounidense".

[17]​ Sin embargo, el economista estadounidense David R. Barker estimó en 2009 que la compra probablemente no fue rentable para el gobierno federal de los Estados Unidos.

El gobierno federal gastó una gran cantidad de dinero durante el siglo XIX para defender el territorio de los apaches, una cantidad que no habría sido necesaria sin la compra.

Territorio de La Mesilla, repartido entre los actuales estados de Arizona (izquierda) y Nuevo México (derecha).
Disturnell & Schroeter, Map Illustrating the Disputed Boundary Between the United States and Mexico , 1853
Mapa de la negociación de la frontera en el tratado de Guadalupe Hidalgo (1848).
Mapa de México en 1853. En rojo, el territorio que comprendía la oferta inicial de compra ofrecida por Gadsden a Santa Anna. [ cita requerida ]
Mapa de México en 1857. En rojo, el territorio que pretendía comprar James Buchanan . [ cita requerida ]