Trastorno de ansiedad

Estas respuestas pueden producir síntomas físicos, como taquicardia y temblores, que suelen mejorar con conductas evitativas.

Las personas que padecen de ansiedad generalizada experimentan miedos y preocupaciones persistentes no específicos, muy focalizados en asuntos cotidianos.

Estos ataques de pánico, que se define por la APA como el miedo o malestar que se presenta repentinamente, y con picos en menos de diez minutos, puede durar varias horas y puede ser desencadenado por el estrés, el miedo o incluso el ejercicio.

La persona teme y evita cualquier situación que podría inducir a un ataque de pánico.

Las fobias o trastornos fóbicos corresponden a la mayor y más amplia categoría de los trastornos de ansiedad; incluye todos los casos en que se desencadena miedo y ansiedad por algún estímulo o situación específica.

La ansiedad social específica a menudo manifiesta síntomas físicos tales como rubor, sudoración, temblor, taquicardias y dificultad para hablar.

En una minoría pequeña de los casos, las personas con TOC pueden llegar a experimentar obsesiones sin compulsiones (obsesivos puros).

Las obsesiones vienen definidas por una serie de pensamientos, impulsos o imágenes reiteradas y duraderas que son experimentadas como ajenas e impropias.

Las compulsiones se caracterizan por comportamientos preventivos así como la reducción de la ansiedad o del malestar clínico.

El estrés postraumático puede ser el resultado de experimentar situaciones extremas, como una guerra, desastres naturales, violaciones, secuestros, abuso infantil, acoso o incluso un accidente grave.

También puede resultar por una exposición prolongada en el tiempo a un estrés crónico, como por ejemplo los soldados que soportan batallas individuales, pero no pueden hacer frente al combate continuo.

Los síntomas comunes incluyen hipervigilancia, escenas retrospectivas rememorando el acontecimiento traumático (flashbacks), conductas de evitación, ansiedad, ira y depresión.

Los niños, al igual que los adultos, experimentan ansiedad, preocupación y miedo, especialmente, cuando se enfrentan a nuevas experiencias.

[15]​ Otros síntomas cognitivos, afectivos y fisiológicos incluyen inseguridad, autocrítica, irritabilidad, trastornos del sueño, e ideación suicida.

Durante la infancia y la adolescencia, uno de los trastornos psicopatológicos, que con más frecuencia aparece, es la ansiedad.

Por ejemplo entre los 6 y 8 años, el miedo a la oscuridad decrece, pero pueden preocuparse acerca de su rendimiento escolar o relaciones sociales.

El estrés puede ser un factor determinante, pues se sabe que los niños y adolescentes son más vulnerable al mismo.

Tener que enfrentar un examen, una fecha especial o una presentación importante para la escuela puede desencadenar una ansiedad normal.

Aunque estas situaciones no representan una verdadera amenaza para la seguridad de la persona, pueden hacer que alguien se sienta "amenazado" por la posible vergüenza, preocupado por cometer un error, por adaptarse a la situación, por atrancarse con las palabras, por ser aceptado o rechazado o por perder su orgullo.

Las sensaciones físicas como las palpitaciones, las manos sudorosas o las molestias en el estómago pueden también estar presentes en la ansiedad normal.

Los trastornos de ansiedad son un mal que afecta a toda la población, para algunos psicólogos y psiquiatras, inclusive, es la epidemia silenciosa del siglo XXI.

[35]​ Las personas afectadas por el trastorno obsesivo-compulsivo, muestran un aumento del volumen de la materia gris en el núcleo lenticular, que se extiende al núcleo caudal, mientras decrece el volumen en la parte dorsal, medial, frontal y anterior de la circunvolución del cíngulo.

Diversos estudios en animales y personas correlacionan los trastornos de ansiedad con dificultades para mantener un adecuando equilibrio o balance en el sistema nervioso.

La corteza además modula otras zonas del cerebro, especialmente la amígdala, para producir ansiedad como respuesta defensiva.

Su identificación puede llegar a resultar complicada y no siempre se realiza una adecuada evaluación del paciente.

Habitualmente se tiende a confundir los términos ansiedad y miedo, usados indistintamente; clínicamente tienen significados distintos.

No es raro que se diagnostiquen a estas personas con el llamado trastorno mixto ansioso-depresivo.

[63]​[64]​ Esta terapia trabaja dos componentes principales de la psique humana, las cogniciones o pensamientos y la conducta.

Mediante la terapia cognitiva se intenta identificar y modificar los pensamientos disfuncionales, automáticos o irracionales que generan respuestas inadaptativas.

La terapia psicológica y farmacológica es eficaz a corto plazo para el alivio de los síntomas.