En ocasiones, se consigue alcanzar un orgasmo con un esfuerzo continuado y prolongado, requiriendo más de 30 o 45 minutos para ello.
Para intentar mitigar la sensación de frustración, pueden ponerse en práctica algunas estrategias como: fingir que se ha terminado, insistir hasta perder la erección totalmente u optar por la estimulación manual.
Se considera que la eyaculación retardada está íntimamente ligada a causas psicológicas, pero también puede relacionarse con motivos de orden orgánico.
También puede darse que esta patología se manifiesta temporal o circunstancialmente, asociada al sexo con una determinada persona y no con el conjunto de las parejas sexuales del paciente en cuestión.
Normalmente son de orden neurológico (tales que los accidentes cerebrales o la espina dorsal dañada).
Sin embargo, si la motivación es puramente biológica u orgánica, el paciente habrá de someterse a un tratamiento farmacológico adecuado o a una intervención quirúrgica (ante daños en la espina dorsal o los nervios pélvicos) para intentar paliar los efectos de la eyaculación retardada.