Tomás Micieces el menor

[4]​ En Salamanca sustituía a Francisco Zubieta, que renunció al cargo por no haber conseguido la Cátedra de Música en la Universidad de Salamanca, cargos ambos que a menudo iban unidos en el siglo XVII.

[6]​ En las obras que con toda probabilidad se le pueden atribuir se aprecian rasgos de modernidad, como son la inclusión de violines o el uso temprano del término "aria".

Asimismo, en una obra que, por su temática, debió de componer durante la estancia en Zaragoza, o, al menos, para la Seo (villancico a San Pedro Arbués), introduce también un recitativo.

Sí aparece un dictamen suyo en un opúsculo de Francisco Hortador (Defensa apologética y diálogo musical) no involucrado en la cuestión Valls.

Francisco Valls, en su Mapa armónico, cita a Micieces (se ignora si el padre o al hijo) entre los grandes compositores de villancicos, junto a Patiño, Galán, Vado, Ruiz, Durón, Torres, los Cáseda, Ambiela, Martínez, Lanuza y Escala, afirmando que «para su digno elogio son cortos todos los hipérboles, pues con todos ellos no pudieran dignamente ponderarse sus plumas, sus delicadezas y conceptos armoniosos».