En 1969 dirigió las primeras actuaciones en Terlinques en colaboración con la Universidad de Valencia, lo que puso al descubierto dos viviendas destruidas por un incendio y obteniendo unas de las primeras dataciones para la Edad del Bronce en la Comunidad Valenciana, alrededor del siglo XXII a. C.[1] Los trabajos arqueológicos se reanudaron en 1997 y han permitido corregir, matizar y confirmar diferentes aspectos investigados anteriormente, así como reconocer la continuidad de la ocupación desde su fundación alrededor de 2150 a. C. hasta su abandono definitivo en torno a 1500 a. C., existiendo tres fases cronológicas claramente diferenciadas.
[1] Los muros debían estar enlucidos y en su interior era normal la presencia de bancos multifuncionales, hogares y un amplio conjunto de utensilios domésticos como vasijas, sacos, cestos, molinos e incluso telares.
[2] Existía además un buen número de animales domésticos, como ovejas, cabras, vacas y cerdos.
Producían, a partir de sílex o diabasas, hoces, hachas, azuelas, mazos y percutores.
Debió existir una división sexual del trabajo, aunque la comunidad en conjunto participaría en las labores agrícolas, el pastoreo y cría del ganado, la pesca y la recolección, así como en el mantenimiento o construcción de las casas.