Su origen se remonta a la época colonial, cuando el virrey del Río de la Plata concurría en ceremonia a ser reconocido por la máxima autoridad religiosa de la ciudad.
Cada 9 de julio, el Gabinete de Ministros y demás Altas Autoridades del Gobierno Nacional se trasladan a esa ciudad del Noroeste argentino para las ceremonias.
La Argentina mantiene, junto con otros pocos países en el mundo —Bélgica, Chile, Ecuador, Guatemala, Haití y Perú—, la tradición de realizar un servicio religioso con motivo de su fiesta nacional, aunque también se ha realizado en distintos momentos históricos por otros motivos.
Generalmente, lo hace utilizando la banda y el bastón presidencial, atributos del mando; y los integrantes de las fuerzas armadas usan el uniforme de gala social, que se utiliza en muy pocas ocasiones.
[6] Juan Domingo Perón, a causa de las rispideces entre su gobierno y la Iglesia católica, decidió que ni él, ni ningún representante del gobierno concurrirían a la misa del Te Deum de 1955.
[10] Desde entonces, los Te Deums regresaron a Buenos Aires con la presencia del presidente, sin perjuicio de aquellos realizados por autoridades provinciales en sus respectivas jurisdicciones.
En ella realizaron diversas oraciones los representantes de los distintos cultos presentes en la Argentina, y se entonó el himno Veni, Sancte Spiritus.
Según los registros históricos, el cántico del "Te Deum" se interpretó en latín, siguiendo el estilo gregoriano, dentro de la liturgia de la Iglesia Católica Pre-Concilio Vaticano II.
[13] Los registros audiovisuales existentes, muestran que en la ceremonia se interpretaron diversas versiones del Himno Litúrgico, principalmente el "Te deum" K 141/66b de Wolfgang Amadeus Mozart, o el "Te Deum" Hob XXIII c:2 de Joseph Haydn.