Túnez se dirigía recién a una independencia real en 1873 con Kheireddine Pacha, cuando cayó bajo el dominio de una potencia extranjera.[2] Túnez se convirtió, por tanto, en objeto de codicias rivales de Francia e Italia: la primera quería asegurar las fronteras de la Argelia francesa y evitar que la segunda perturbara sus ambiciones en Egipto y el Levante mediterráneo por medio del control del acceso al Mediterráneo oriental.Italia, que debió afrontar una sobrepoblación, ansiaba una política colonial y el territorio tunecino, cuya minoría europea estaba compuesta principalmente de italianos.[7] Esto no fue impedimento para que algunos meses más tarde las tropas francesas hicieran frente a varias revueltas en las regiones de Kairuán y Sfax, mismas que fueron rápidamente sofocadas.Al día siguiente, Túnez hizo su ingreso en la Organización de las Naciones Unidas.