Superficialidad

Durante más de dos milenios, hubo en la estela platónica una valoración general del pensamiento crítico sobre la subjetividad superficial que rechazaba el análisis profundo.

En contraste, Nietzsche abrió la era modernista con un elogio consciente de la superficialidad: "Lo que se requiere es detenerse valientemente en la superficie, el pliegue, la piel, adorar la apariencia, creer en formas, tonos, palabras, en el gran Olimpo de la apariencia!

[3]​ En el último tercio del siglo XX, Lyotard comenzó a desafiar la visión platónica de un verdadero significado oculto detrás de la superficie como una visión teatral del mundo, insistiendo en cambio en que las manifestaciones sensoriales tenían su propia realidad, y que necesariamente impactaba en el orden puramente verbal de la inteligibilidad.

La psicología social considera que, en la vida cotidiana, el procesamiento social oscila entre la superficialidad (donde se ubican las primeras impresiones y los juicios de valor), y en una forma más profunda de procesamiento se ubica la comprensión hacia la otra persona.

Sin embargo, algunas circunstancias requieren un cambio de procesamiento que va desde lo superficial hasta lo extenso.