Salaryman

En la conservadora cultura japonesa, se espera que los jóvenes se incorporen a una empresa, y los que no siguen este camino profesional son vistos con menor consideración y prestigio.

El término es exclusivamente masculino; para mujeres se usa career woman (キャリアウーマン, kyariaūman?, "mujer de carrera") o, para puestos de menor rango y responsabilidad, office lady (オフィスレディー, 'office lady'?

Del mismo modo, también quedan excluidos los médicos, los ingenieros, los abogados, los contables, los músicos, los artistas, los políticos, los autónomos y los ejecutivos de empresas.

[1]​ Históricamente, el gobierno japonés ha favorecido a las grandes corporaciones sobre las pequeñas iniciativas empresariales.

Esta actitud paternalista era la recompensa por conducir al país hacia la industrialización y la modernización, establecer una sólida clase media y proporcionar estabilidad al país durante su etapa de crecimiento económico.

[7]​ Los salarymen se caracterizan por trabajar muchas horas, en algunos casos hasta más de ochenta a la semana.

Las empresas suelen contratarlos nada más acabar el bachillerato o la universidad, y lo normal es que se queden en ellas hasta que se jubilen, en torno a los 55 o 60 años.

El término que se emplea para referirse a este fenómeno es datsusara (脱サラ, 'datsusara'?

Por ejemplo, crear una empresa propia (diseño de páginas web, venta por internet, consultoría, etcétera), obtener una cualificación profesional para ejercer un oficio de artesano, dedicarse a actividades creativas (escritor, dibujante, fotógrafo, ilustrador, etc.), o abrir un restaurante o comercio (incluidas las franquicias).

Salarymen en Tokio.
Velada nomikai entre salarymen para relajarse después del trabajo. Suele ser el jefe el que propone ir de nomikai y resulta difícil para los subordinados negarse.
Salarymen tomando el tren en la Estación de Tokio para ir a trabajar.
Un salaryman dormido en el metro de Tokio después de un largo día de trabajo.
Piezas de mahjong