Década perdida (Japón)

[10]​ Otros indicadores sugieren que el país sí experimentó un cierto progreso económico en la «década perdida» a nivel macroeconómico, pues su PIB en PPA evolucionó de 4,10 billones a 4,53 billones de dólares entre 1991 y 2001 según el Banco Mundial.

[11]​ Si bien existe cierto debate sobre el alcance real y la medición de los reveses sufridos por Japón,[12]​ el efecto económico de la «década perdida» está bien establecido y la política japonesa continuó lidiando con sus consecuencias durante décadas, con escaso éxito.

Finalizada la ocupación, el principal problema económico de Japón se encontraba en su abultado déficit comercial, una vulnerabilidad que podía poner en duda la permanencia del país en el bloque occidental.

Estados Unidos se involucró entonces en preservar su alianza con Japón con ayudas para su reestructuración económica y a cambio el país asiático accedió a las demandas políticas y militares estadounidenses en el marco de la Guerra Fría.

[14]​ Estados Unidos alentó la plena integración de Japón en el comercio internacional del bloque occidental, convirtió al país en un próspero estado cliente y le permitió mantener sus políticas intervencionistas y proteccionistas internas a cambio de erigirse en «escaparate» para otros países asiáticos que pudieran caer en la órbita del bloque socialista.

[15]​ El país logró de esta manera, junto a Europa, reducir el abismo económico y tecnológico que lo separaba de EE.UU y ser la primera nación no occidental en convertirse en un país desarrollado.

En su última década de prosperidad previa al colapso, el crecimiento anual medio fue del 3,8% para el periodo 1982-1992.

El acuerdo, que tenía por objeto frenar la apreciación que el dólar había tenido en el lustro precedente respecto a las demás divisas de referencia, como el yen, duplicó el valor del tipo de cambio entre el dólar estadounidense y el yen entre 1985 y 1987, lo que alimentó una burbuja especulativa de activos a escala masiva.

[17]​[18]​ Para Paul Krugman, «los bancos japoneses prestaron más y con menos consideración por la calidad del prestatario que cualquier otro.

En la práctica, la mayoría de empresas estaban demasiado endeudadas para hacer mucho más que luchar por sobrevivir.

Para Schuman, la economía japonesa no comenzó a recuperarse hasta que estas prácticas finalizaron.

[30]​ Como respuesta a la deflación crónica y el bajo o nulo crecimiento, Japón aprobó estímulos económicos que llevó al Estado japonés de tener una deuda del 65% del PIB en 1989 al 234% en 2019,[31]​ el nivel de deuda pública más alta del mundo y una enorme carga fiscal para el gobierno, mientras que los efectos fueron, en el mejor de los casos, mixtos.

Evolución del índice Nikkei 225 entre 1970 y 2015. Desde 1990 nunca se volverían a alcanzar los máximos conseguidos.
Precios inmobiliarios en Japón entre 1965 y 2008 (base 100 en año 2000)
Inmuebles comerciales Inmuebles residenciales Inmuebles industriales Índice de precios ( inflación general)
El Shinkansen a su paso por Tokio en mayo de 1967. La alta velocidad ferroviaria japonesa, pionera en el mundo, fue uno de los símbolos más visibles de su desarrollo.
Evolución del PIB per cápita real de Japón y países relacionados entre 1870 y 2018.
El edificio del gobierno metropolitano de Tokio , terminado en plena burbuja (1991), tuvo un coste de unos 1000 millones de dólares de la época.
Evolución de las tasas de productividad en distintos periodos de países seleccionados entre 1929 y 1995
Alemania Francia Italia Austria Japón Europa Occidental
Evolución de las tasas de interés en Japón entre 1955 y 2015