Así, el régimen restauracionista tuvo en Cantabria una encarnación especialmente estable: región mayoritariamente rural, la movilización política era escasa, por lo que las redes oligárquicas consolidadas a lo largo de la centuria otorgarían la solidez necesaria.Un caciquismo regional que halló fácil integración en el sistema canovista gracias al carácter burgués-católico de sus elites y a la fragmentada geografía del territorio, compartimentada en numerosos valles aislados.Sólo Santander tenderá a romper ese esquema, debido al amplio apoyo que las opciones republicanas encontraban en una población urbana con mayor concienciación política (opciones no obstante debilitadas por su propia división interna).En medio de este paisaje los partidos antisistema apenas lograron más que una presencia testimonial.Por la derecha destacaban carlistas e integristas, menguada su fuerza por las reconstituidas relaciones entre la Iglesia y el Estado liberal.Aunque el sistema continuó funcionando sin grandes alteraciones, la llegada del siglo XX aportó determinadas modificaciones, sobre todo en lo referente a los partidos políticos, que atravesarán un creciente proceso de inestabilidad y división, en consonancia con los problemas que les aquejarán a nivel nacional a partir de la desaparición de sus grandes líderes fundadores.
Paseo de Pereda en el
Ensanche de Santander
. Este
ensanche de población
, construido entre mediados del siglo
XVIII
a finales del
XIX
, es consecuencia del auge económico de la
burguesía mercantil
. Fue uno de los primeros que se realizaron en España e impulsó el desarrollo urbano de la ciudad, que amplió su espacio construido hacia el Este en 2690 metros cuadrados.