Relación entre ciencia y religión

No obstante, las obras de Aristóteles jugaron un papel importante en la institucionalización, sistematización y expansión del concepto de razón que en la cristiandad se consideraba subordinada a la revelación, que contenía la verdad última y cuya verdad no podía ser cuestionada.

En las universidades medievales, las facultades de filosofía natural y teología estaban separadas, y las facultades de filosofía a menudo no permitían que las discusiones relacionadas con temas teológicos se llevaran a cabo.

Para 1630, la antigua autoridad de la literatura y la filosofía clásica, así como su necesidad, comenzó a erosionarse.

Este punto de vista solo se aceptó a fines del siglo XIX, cuando la ciencia se convirtió, no en un arma para ser utilizada contra la religión, sino en un campo de batalla, sobre el cual lucharon tanto los religiosos como los secularistas.

[5]​ Galileo Galilei (1564-1642) difundió en sus escritos la teoría heliocéntrica de Copérnico según la cual la Tierra gira alrededor del Sol, y no al contrario.

En efecto, un pasaje bíblico narra cómo el caudillo hebreo Josué ordenó al Sol detenerse.

De allí pasó a Florencia, donde, ya ciego, siguió trabajando hasta su muerte en sus escritos.

En consecuencia, la doctrina católica condenó la teoría darwinista, sobre todo la que incluía la evolución ininterrumpida desde el simio al hombre.

Fue en esta época, cuando empezaron las fuertes contradicciones entre ciencia y religión católica, puesto que la primera estaba avanzando a causa de nuevos descubrimientos, la segunda mantenía una interpretación literal de la Biblia en la comprensión del ser humano, el mundo y la naturaleza.

[8]​ Esta tesis es defendida por científicos como Jerry Coyne,[9]​ Sean Carroll,[10]​ Richard Dawkins,[11]​ Steven Weinberg, Carl Sagan, Marvin Minsky,[12]​, Neil deGrasse Tyson[13]​ y Juan Luis Arsuaga;[14]​ o filósofos como Peter Boghossian[15]​ y Bertrand Russell.

Mientras que la tesis es popular entre el público general, va perdiendo relevancia entre historiadores contemporáneos de la ciencia.

[18]​[19]​[20]​[21]​ Esto se debe a que el problema de demarcación es una preocupación filosófica relativamente reciente.

La antropología muestra que durante la mayor parte del tiempo las sociedades humanas no distinguieron entre religión y ciencia.

Luego gran parte del método científico fue innovado por académicos islámicos, y posteriormente por cristianos.

[cita requerida] Otros científicos e intelectuales contemporáneos — como Kenneth R. Miller, Francis Collins, Francisco J. Ayala, George Coyne y los asociados a la Fundación John Templeton — mantienen que el conflicto es ilusorio; o bien que la ciencia y la fe se apoyan mutuamente.

Por ejemplo, el teólogo y matemático Johnn Lennox ha intentado racionalizar la palabra creadora del Génesis con el "lenguaje del ADN";[22]​ y hacer corresponder las hipótesis inflacionarias con la doctrina de creación ex nihilo presente en la tradición judeocristiana.

Algunos científicos temen que una vez presentada la disyuntiva entre ciencia o fe, la mayor parte del público optaría por mantener la última.

Y si hubiese sido así... ¿Puede usted imaginar siquiera a un solo teólogo rechazando ese resultado positivo con base en que la investigación científica no es competente en asuntos religiosos?

"[30]​ Sam Harris cree que la división entre ciencia y espiritualidad, además de ser una maquinación política erigida por Gould, es (1) responsable por los prejuicios sustentados contra la gente sin religión (si la religión completa una vida íntegra entonces quienes no la comparten son moralmente inferiores).

Sin embargo se trata de una tregua insostenible, en tanto la ciencia continúa incursionándose en temas que antes eran vistos como propios del misticismo.