La reducción catalítica selectiva de NOx usando amoníaco como agente reductor fue patentado en los Estados Unidos por Engelhard Corporation en 1957.Otros posibles reductores incluyen el ácido cianúrico y el sulfato de amonio.También ha sido desarrollado otro catalizador basado en carbón activado que es aplicable para la eliminación de NOx a bajas temperaturas.La durabilidad térmica es particularmente importante para las aplicaciones SCR automotrices que incorporan el uso de un filtro antipartículas con regeneración forzada.También tienen un alto potencial catalizador para oxidar SO2 en SO3, lo que puede ser extremadamente dañino debido a sus propiedades ácidas.Al igual que los diversos tipos de componentes catalizadores, su configuración también tiene ventajas y desventajas.El amoníaco anhidro se puede almacenar como líquido a aproximadamente 10 bar en tanques de acero.La urea es la más segura de almacenar, pero requiere la conversión a amoníaco mediante descomposición térmica[6] para poder ser usado como un reductor eficaz.[1] Los sistemas SCR son sensibles a la contaminación y el taponamiento que resultan del funcionamiento normal o de eventos anormales.La gran mayoría de catalizadores del mercado tiene una estructura porosa y una geometría optimizada para aumentar su superficie específica.El envenenamiento catalítico es más preocupantes para el rendimiento del SCR, porque degradará el catalizador y lo volverá ineficaz en la reducción de NOx, posiblemente resultando en la oxidación del amoníaco, lo que aumentará las emisiones de NOx.Por lo general, todas las futuras condiciones operativas deben conocerse de antemano para diseñar y ajustar correctamente un sistema SCR.Al igual que en otras aplicaciones SCR, la temperatura de operación es crítica.