En este punto la gran mayoría de las aguas del río se desvían por un túnel artificial que las dirige a las centrales de Niquía y Tasajera, dejando correr únicamente un diminuto caudal ecológico y las descargas ocasionales del rebose del embalse.
Más tarde, y con un buen caudal adquirido por sus quebradas post embalse, llega a la zona templada y entra a la central de Hidromontañitas que es a filo de agua; más abajo recibe como principales afluentes a las quebradas La Chorrera y Ahitona en El Caney, para confluir unos metros más abajo con el río Medellín y formar el río Porce.
El aprovechamiento del río Grande se estudió y estructuró contando con su localización y caudal para los siguientes propósitos principales: Suministro de agua potable para el área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Esta estructura crea un embalse que en su nivel máximo inunda un área de 1100 hectáreas.
El río, que nace en el Alto de San Bernardo, rápidamente adquiere un volumen de agua importante, a esta corriente principal le aportan caudales los siguientes tributarios en orden de importancia: En esta lista se destacan los principales afluentes directos del río Grande, en orden desde su nacimiento hasta su desembocadura, la margen en la que se encuentran y los municipios donde confluyen.
En cursiva y con un asterisco (*) aparecen las corrientes hídricas que desembocan al río por medio del Embalse Riogrande II, a su vez como este embalse inundó un terreno considerable, muchas de las quebradas que eran afluentes indirectos del río Grande al quedar los terrenos abnegados, se convirtieron en tributarias directas, como todas las que vienen de San Pedro de los milagros y algunas de Entrerríos; estas se identifican además porque están subrayadas.
Sin embargo, su río hermano el Medellín, si posee una reserva natural en su nacimiento, en el Alto de San Miguel, Caldas.
Afortunadamente al ser afluentes indirectos del río Grande, el impacto en el embalse no es muy significativo; la quebrada Agüitas Claras desemboca en la quebrada Bramadora y la quebrada El Hato desemboca al Río Chico, estas corrientes de agua ayudan a amortiguar un poco la contaminación generada en Santa Rosa y San Pedro.